En los años cincuenta, esta ruta legendaria recibía los automóviles que se dirigían al sur, a la costa Azul, a las vacaciones. Abandonada tras la apertura de la autopista, hoy recupera todo su interés de la mano de los visitantes nostálgicos, seducidos por la calidad de los paisajes de la Borgoña.
¡Camino de las vacaciones!
Esta gran carretera se extendía de París a Milán pasando por Turín, uniendo la capital francesa con Italia a través de Lyon y Saboya y cruzando la Borgoña.Hoy se la conoce como D906 y con ese nombre invita a tomarse tiempo, a hacer una parada en el Pays Beaunois a mitad de camino entre París y Lyon y a teletransportarse al pasado para hacer un alto en la estación de servicio de Bel-Air, situada en lo alto de la localidad de La Rochepot.
Bel-Air: ¡la estación de servicio vintage!
Esta zona era un lugar de paso inevitable en el camino a las vacaciones. En los años 70, la estación en la que se encontraba el restaurante «Relairoute» conoció su época dorada con una escena mítica de la película de Jean Pierre Melville Círculo rojo, con Alain Delon y Bourvil.Hoy en día, la estación de servicio de Bel Air está en plena restauración: señalización vintage, compra de antiguas cocheras con arquitectura típica de los años 50, publicidad de las grandes marcas de la época pintadas sobre las paredes y creación de una casa club. Los coleccionistas de coches antiguos y sus asociaciones vienen a este lugar un fin de semana al mes para sus intercambios y compartir impresiones.
Los grandes crus de la Côte de Beaune en Chagny
Al dejar atrás la planicie de Bel-Air, se baja hacia La Rochepot por un camino que tomaban los camioneros en el pasado, pero pronto perdemos de vista las tejas barnizadas de colores del castillo: el pueblo de Saint Aubin se perfila en un mar de viñas. Rodará entre las parcelas de los prestigiosos viñedos de los grandes crus de Montrachet, «los más grandes vinos blancos del mundo», en dirección a Chagny, la ciudad gourmet del famoso restaurante Lameloise de tres estrellas Michelin.Allí descubrirá más testimonios vintage de los «gloriosos años treinta», tales como la estación de servicio conocida como «Pont de Paris», cuyos anuncios publicitarios de una de las fachadas están inscritos como patrimonio industrial del siglo XX; la escultura monumental de Olivier Mosset, por su parte, reproduce el poste de entrada de la estación vecina.