Se trata de la mayor subasta del mundo en el ámbito del vino, pero también es una de las citas más festivas de Borgoña. Durante todo un fin de semana a finales de noviembre, las bodegas y los viticultores de la región invitan a visitar sus locales y los gremios organizan exclusivas cenas y entronizaciones, con lo que la fiesta llega a su punto álgido.